Anteriormente te comentamos sobre el origen del grafito, como surgió en el inicio del siglo XVI. Además, la relevancia que cada día iba adquiriendo en esos tiempos. Fue un verdadero mineral muy valioso hasta para la corona. Tanto así, que la corona llegó a custodiar la mina de grafito en Inglaterra para protegerla de los ladrones que intentaban sacar este material de allí.
Durante el año 1752 fue creada una ley para proteger la mina de grafito de los robos. Pues, cada vez eran más frecuentes ya que el valor del grafito era elevado, costaba un as 1.300 libras esterlinas por cada tonelada, lo que sería hoy en día 169.300 libras esterlinas.
Primeras fundas del grafito
Hubo ciertos usos del grafito alternos a su uso oficial, esto se fue dando precisamente con el contrabando que se había iniciado de este mineral. Pues sacaban el grafito por pequeños trozos para venderlos. De esta forma, la gente comenzó a darse cuenta, que el mineral de grafito era un material fuerte que manchaba fuertemente las manos al usarse directamente, y también al utilizarlo, se quebraba fácilmente. A raíz de esto, se fueron creando diferentes diseños de formas que protegieran el grafito para que no se quebrara al utilizarlo. De esta manera, se crearon las primeras fundas para el grafito a base de trozos de cuerda y de piel de oveja.
La famosa mina de grafito de Borrowdale fue la única gran generadora de grafito de excelente calidad. Desde esta misma mina cada día se crearon más lápices que poco a poco se comenzaron a exportar a toda Europa, para aquel entonces, los lápices eran unos palitos cuadrados de grafito.
Primeras barras de grafito
Fue en la década de 1660, específicamente en Nuremberg, Alemania, que se hicieron las primeras barras de grafito, las cuales estaban hechas a base de grafito en polvo. Pero, los franceses se vieron obligados luego de las guerras napoleónicas, a crear un método que fabricara minas de lápiz. Fue un militar, un oficial del ejército, que a su vez también era un químico, llamado Nicholas Jacques Conte, quien creó una mezcla especial, de polvo de grafito con arcilla el cual se cocía en un horno. El grafito utilizado para esto era de menor calidad.
Los lápices de colores han sido tambien un avance muy grande en el mundo de la papelería, pero aún muccho más los lápices ecológicos que apuestan por el medio ambiente.
Luego de este hecho, se puede decir que llegó el cierre del monopolio que tenía Inglaterra con respecto a la producción de los lápices de grafito con gran calidad. Pues, Nicholas creó un proceso de fabricación de lápices de grafito mucho mejor, sobre todo, al descubrir que, usando varias cantidades diferentes de arcilla y grafito, daba un resultado increíble, pudiendo llegar a ser una marca de lápiz al gusto, pudiendo ser más blanda o más dura. Es así hasta el día de hoy, existe en la actualidad esa misma gama de lápices en el mercado, desde la escala HB. En la cual H es la dureza que tienen y la B su negrura.
Fabricación de los lápices
Fue Lyndiana y Simonio Bernacotti, una pareja italiana la que desarrolló la funda de madera que vemos en los lápices que rodea el grafito. Esto sucedió en el año 1560. El diseño de este lápiz era un palo de enebro hueco donde se insertaba el grafito, para así tener un lápiz de carpintero plano. El lápiz que se tiene en el mundo como ejemplar de este primer lápiz de carpintero antiguo, es del siglo XVII, fue descubierto en Alemania, encima del tejado de una casa de ese mismo período.
Ahora, con el paso del tiempo, por supuesto, la fabricación del lápiz fue evolucionando, y descubriendo nuevas técnicas y perfeccionando su acabado. Hasta llegar al punto de lograr una carcasa de madera en dos mitades, pero que tallaban por dentro para que sostuviera el palo de grafito. Así fue evolucionando con el tiempo el diseño del lápiz hasta llegar al que conocemos en nuestros días.